Escribiendo una novela on-line

Bienvenidos a la cocina de una novela. Dia a dia, encontraran publicado el refinamiento del material original de mi novela "Santana". Que lo disfruten.

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Location: Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain

Supongo que me parezco a lo que imaginan de mi mis lectores.

Sunday, June 05, 2005

Capitulo XLV



La primera noche nomás, sentadas a la mesa frente a un plato de milanesas y papas fritas, Ema le dijo:

- No seas boluda... ¿qué te van a hacer?

- Que querés que te diga Ema... me impresionan.

Ema sonrió, cortó la milanesa y se llevó un bocado a los labios. Su poderosa dentadura postiza destrozaba la milanesa y ni que hablar de las papas fritas. Hablaba con la boca bien abierta, exhibiendo la repugnante formación de la pasta que luego mandaría al estómago.

- Que novedad, claro que impresionan de primera. Yo te lo había avisado -se mandó un trago de tinto, eructó y continuó- ¡Si son unos monstruos!. Pero cuando empezás a conocerlos es otra cosa.

- Si, me imagino. Pero... -dijo Ana y se interrumpió para extraer con la punta de su cuchillo un pedazo de carne que tenía entre dos muelas. Ema retomó la palabra.

- Mirá, los que pueden ser más jodidos son los que tienen el cerebro normal… el renguito, el enjuto, el de la canastita... el macrocéfalo... esos se dan cuenta de lo que son y algunos son resentidos pobrecitos... ¿entendés?... berp -eructó de nuevo.

Ana asintió, en silencio, terminando su milanesa.

- Pero los retardados y los mongólicos, son como animalitos. No tienen problema, viven al segundo, si los acariciás y los tratas bien son felices; si los retas se les viene el mundo encima. Son como motorcitos que funcionan con cariño. ¡Son una dulzura! -exclamó emocionada, dándole énfasis a la afirmación.

Ana masticando el pedazo que logró extraer de entre sus muelas admitió.

- No sé, puede ser. A lo mejor fue la primera impresión. Tendría que haberlos visto de a poco... no a todos juntos, digo.

Y encogiéndose de hombros comenzó a escarbarse la oreja con el mango del tenedor.

- Si, claro, es eso. Te aseguro que te vas a encariñar con ellos. Mirá, lo peor que tiene es que se mueren rápido. La mayoría de ellos, pobrecitos, -la voz se le veló- tiene los días contados. Muy pocos llegan a los treinta... -hizo un silencio como para recuperarse, pero fue peor. Con los labios temblando, se soltó:

- ¡Un día dejan de venir y vos ya sabés lo que pasó!

Un vendaval de lágrimas contenidas se desató, regándole el plato.

- Me imagino, debe ser un drama. -Opinó Ana, solemne.

Ema se seco las lágrimas con el repasador, aspiró los mocos por la nariz y recomponiéndose dijo:

- Pero no tenés que ser floja con ellos... -hizo otra pausa para esnifar los mocos, que intentaban chorrearse y continuó- al que se pasa de la raya le das. Porque sino te toman el tiempo cagaste... -volvió a esnifar los mocos, se los tragó y ejemplificó:

- Escuchá esto. El otro día lo oigo gritar al Rubén, el bebé de la canastita. Yo estaba masajeándolo al parapléjico del cochecito, que se llama Gabriel. Pero el otro gritaba tanto pobrecito que me asomé a ver que pasaba. Salgo y me lo encuentro al Herberto, el macrocéfalo, que lo estaba meando... -la nariz le goteo de nuevo- ¡Te imaginás! El pobre Rubén no podía ni taparse la cara con esas manitos de bebe que tiene. ¡Me dió una bronca! -exclamó con vehemencia y ya los mocos pendulaban sobre el plato- Que salí y le pegué tal trompada en la cabeza al Herberto que se le desequilibró el cuerpo y se cayó redondo para atrás. ¡Se dio un golpazo! ¡Me partió una baldosa! Yo creí que se había matado. Al final tuve que ayudarlo a levantarse porque le pesaba tanto el balero que solo no podía. Es como un escarabajo, que si lo dás vuelta no se endereza más...-y concluyó sin atender a los mocos que triunfantes barnizaron la milanesa- ...le levanté la cabeza y recién ahí arrancó. “¡Mada, mada!” me gritó, porque habla así, a media lengua, como un chico -terminó sonriendo Ema con el recuerdo.

- ¡Mierda, que pedagógica! -exclamó Ana con una carcajada.

- ¿Y que querés?...-dijo soplándose los mocos en el repasador- si dejás que la lástima te anule, vas muerta. Yo soy como una madre para ellos... los adoro... pero los cago a azotes si se pasan de la raya.

Ana levantó las cejas.

- Ché, y decime... ¿tenés preferidos?

Ema sonrió.

- Claro, siempre tenés alguno. A mi me gusta Alfredito, es retardadito, no es mongólico. Es ese rubiecito, ¿no sé si lo viste?

- No, no lo ubico. -Contestó Ana repasando las imágenes dantescas de la tarde.

- Es un amor... ¡dulceeee!... vos vieras, el día de la madre me trajo una flor.

- ¿Y solamente varones tenés?

Ema hizo un gesto de fingido horror.

- Dejáme, no me hablés. Tuve mongólicas... ¡pero los guachos se la pasaban culiando! ¡Era un sauna para tarados esto! ¡Y tuve cada quilombo!

Ana creyó que se ahogaba de la risa.

- ¿Qué quilombos? -Preguntó entre carcajadas.

- ¿Qué quilombos?... Me cayeron los padres de dos de las mongólicas a quejarse de que las hijas estaban preñadas... Te imaginás, las saqué carpiendo a todas y a la mierda.

- ¡Que hijos de puta! -exclamó Ana muerta de risa.

- Si, son como los conejos. Por eso a mi dejáme con tipos solos -dijo empinando el vaso de vino.

Ana siguió riéndose un rato más y después preguntó.

- Ah, che... ¿Y para qué los mandan acá a los mongólicos, o necesitan masajes?

- No, los mandan en guardería. Vienen a pasar la tarde. Los padres los quieren mucho, pero la mayoría quiere sacárselos de encima.

- Me imagino.

Ema asintió con un gesto y Ana estuvo pensativa unos instantes. Luego decidida anunció:

- Voy a juntar coraje y mañana te voy a dar una mano.

- ¡Bravo leona! -exclamó Ema contenta y agregó-... y ojo que hay buena plata.

Ana hizo un gesto como restándole importancia.

- Ah ,si, boluda. ¿Te creés que vas a laburar gratis?

- Con tener donde comer y dormir por ahora me conformo.

Ema frunció el ceño.

- Deja de hablar boludeces, che. Y prendé el televisor.

Ana se levantó y lo encendió. En la pantalla blanca y negra del aparato apareció un tipo con cara de truhán que hablaba frente al micrófono.

Ema protestó:

- Puta, esto de las elecciones comunales me tiene repodrida, ¡cambiá!

- ¡No pará! Este es el de la lista mil ciento uno. Al que lo acusaron de choro.

El candidato, con lentes de media caña, leía unos papeles tratando, infructuosamente, de poner cara de honesto.

- Conciudadanos. En los últimos días se han publicado exabruptos contra mi persona en algunos medios locales. Algunos pasquines aseguran que en mi gestión como edil e robado a troche y moche. Sin ningún control. Y eso no es totalmente cierto. Yo solo me he llevado y me seguiré llevando el diez por ciento. Además he luchado por blanquear esta situación y eso ahora es ley… Y además y sobre todo…

El tipo se quitó los lentes, miró la cámara con prefabricada indignación y golpeó la mesa histéricamente, haciendo bailar el micrófono.

- ¡A muchos de ustedes les hice favores!... muchos de ustedes me deben favores... ¡recuerdenlón a la hora del sufragio! -el tono era casi de amenaza- ¡recuerdenlon porque si resulto elegido intendente habrá favores para todo el mundo!... ¡se los recomiendo, piensenlón!

Recompuso el rostro y se despidió diciendo:

- Señoras y señores, muy buenas noches y gracias... Dios los ilumine.

Solapado con estás últimas palabras se escuchó un ruido de púa arrasando surcos y luego una pléyade de aplausos vehementes y cíclicos, dado que el disco estaba rayado.

Luego apareció en la pantalla una imagen de la boleta a votar y sonó una melodía pegajosa. Mientras una voz en off animaba a votar al candidato diciendo enfáticamente: “¡Un candidato que reparte! ¡vótelo! ¡dígale si a la moderación!... ¡dígale no a los verdaderos insaciables!... ¡vote a un candidato parecido a usted!”.


4 Comments:

Blogger Roberto Iza Valdés said...

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11:33 AM  
Anonymous Anonymous said...

best regards, nice info » » »

4:25 AM  
Anonymous Anonymous said...

What a great site » »

4:01 AM  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

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12:57 PM  

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