Escribiendo una novela on-line

Bienvenidos a la cocina de una novela. Dia a dia, encontraran publicado el refinamiento del material original de mi novela "Santana". Que lo disfruten.

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Location: Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain

Supongo que me parezco a lo que imaginan de mi mis lectores.

Sunday, May 29, 2005

Capitulo XLI

Cuando la enfermera le acercó el espejo, el Dos, reconociéndose en el vidrio, se dijo; “no estoy tan mal”.

Tenía la cabeza vendada y la frente ligeramente hundida. Y en el medio de ésta, un pocito en forma de hexágono (que le fue inferido por una de las tuercas del diferencial del taxi). Completaban el cuadro multitud de rasguños ya cicatrizados.

- ¿Cuánto hace que estoy en cama?

Notó que la voz le salía extraña, como gangosa y muy forzada. Parecía que los labios y la lengua estuvieran anestesiados. Eso lo desesperó.

- Ya hace más de un mes y medio que ...

- ¿Porqué hablo así? -pregunto interrumpiendo a la enfermera, que acomodaba las puntas de la cama.

- Nada, debe ser por la anestesia -mintió la mujer, viéndolo tan excitado.

- ¿Y cuando me dan el alta? -preguntó confusamente.

- ¿Como dijo? -preguntó frunciendo el seño-. Tranquilícese y trate de hablar más despacio.

- ¿Qué cuando me voy? -repitió, más pausado.

- Ah... uh, le falta mucho todavía.

- ¿Porqué?

- Tuvo 13 fracturas. Cráneo, clavícula... pelvis... ¡Que se yó!, ¡no le quedó un hueso sano!

- ¿13?, ¡la yeta! -exclamó más preocupado por superstición que por lo que la cantidad representaba-. ¿Tengo para mucho, entonces?

- Mucho. Y después viene la rehabilitacion. Pero ahora no hable, que se cansa -dijo la enfermera sacando una cajita metálica del cajón de una mesa que había en la habitación.

- ¿Pero cuando me voy a poder ir? ¡Deme una idea por favor! -ya exasperado el Dos.

- No antes de tres o cuatro meses -respondió ella como al descuido, controlando el interior de la cajita. Luego la cerró y encaró para la puerta.

Temió la respuesta, cuando pensó la pregunta, pero igual la hizo:

- Señorita...

- ¿Qué? -respondió la enfermera ya saliendo.

- ¿Cómo voy a quedar?

- Hable con el médico.

- No me diga eso, por favor, contésteme.

- Bien... -“BIEN RENGO” completó en su mente la enfermera, quedando al borde de la carcajada. Logró reducirla a una sonrisa tentada y en un tono que quiso ser tranquilizador alcanzó a decirle- ...no se preocupe... -y salió apurada al pasillo.

- Después vengo...

- Por favor llámelo al médico... -le rogó preocupado el Dos, cuando la puerta ya se cerraba.

Pobre tipo, todavía no le dijeron nada”, pensó la enfermera mientras soltaba carcajadas ahogadas en el pasíllo.

El Dos tenía la vista fija en la puerta cuando está se abrió. Apareció un tipo de blanco con un estetoscopio al cuello.

- ¿Cómo se encuentra?

- Eso quería que me diga.

- Bueno...

- Me dijeron que tengo para tres meses -lo interrumpio-. ¿Es cierto?

- Si, bah, alguito más... cuatro pongamos.

- ¡Cuatro meses! -repitió angustiado y se apresuró a preguntar- ¿Pero, como voy a quedar?

Una nube oscureció súbitamente el rostro del médico. El Dos la vió y se desesperó:

- ¿Qué pasa, doctor? -titubeó- ¿Qué pasa conmigo?

- Bueno, bueno, amigo... cálmese... calmese... vamos por partes... Por el porrazo que se dió, tuvo usted, realmente, mucha suerte...

- ¿Pero voy a volver a caminar?

- Si... es casi seguro que si.

El Dos suspiro más aliviado.

- Sólo que... usted tiene muy golpeada la zona del cerebro que actúa como coordinadora de las actividades motrices... -aclaró el médico.

- ¿Y eso qué?

- No, nada. Solo que tal vez tenga algunas dificultades para hablar y moverse. Pero bueno, -dijo tratando de contagiarle optimismo- realmente usted nació de nuevo.

- Con razón. Esto no es por la anestesia.. -pensó en voz alta y volviendo hacia el médico una mirada angustiada le preguntó-... ¿como voy a quedar, doctor? ¿voy a quedar rengo?...

- No precisamente.

- ¡Mierda doctor!, ¿cómo voy a quedar? -se exasperó.

Ma’si, algún día se tiene que enterar”, se dijo el médico y fue bién gráfico en la explicación.

- Bien amigo, dígame, ¿usted conoce el cha-cha-chá?

El Dos levantó apenas las cejas, dado que era el gesto que menos le dolía.

- No se haga el enigmático, doctor. ¿Qué tiene que ver el cha-cha-chá con mi futuro?

- Mucho que ver, mi amigo. Porque usted va a caminar como bailando un cha-cha-cha.

El Dos tragó saliva.

- ¿Cómo dice?

- Así, ¿ve?

Y el médico ejemplificó con unos pasos de cha-cha-chá en el medio de la habitación. Amenzaba ir para adelante, luego quebraba la cintura y retrocedía. Todo el movimiento era despatarrado, los brazos pendulaban absurdamente y la cabeza se le bamboleaba como a esos perritos de las lunetas de los autos.

- ¿Entiende?... charanchanchancharan-charanchancharan...

El Dos lo miraba azorado. El médico detuvo el baile:

- Peor es nada, mi amigo... otros quedan paralíticos... reconfórtese con la idea de que siempre habrá alguno peor que usted... -dijo sonriente.

El Dos lucía una cara de extremo y lógico desasosiego. El médicovió en su rostro atormentado la necesidad de un oportuno consuelo. Súbitamente inspirado, exclamó:

- ¡Pero fijese que en los bailes va a pasar por un tipo normal!

El consuelo no sirvió de mucho. Sobre las mejillas del Dos, las lágrimas trazaron dos caminos brillantes y simétricos.

- Voy a ser un parapléjico de mierda... -sollozó- ¡ayyyy, la puta que lo reparió al destino!

Entonces el médico viendo que el consuelo no daba resultado sacó del guardapolvo una ampolla de calmante y una jeringa descartable.

- Esto le va a hacer bien... -le dijo colocándosela de prepo en el muslo derecho.


En pocos segundos el Dos ya estaba en otro lugar. El sitio era oscuro. De repente una luz se prendía y le daba en la cara encandilándolo. Sonaban unos platillos y una voz gritaba: “Señoras y señores... con ustedes...¡el rey del cha-cha-chá!”. El Dos se volvió, buscando la voz y reconoció en la penumbra, junto al reflector, la silueta del médico que lo aplaudia. Detrás de la oscuridad una multitud aplaudía a rabiar.
El Dos, contento, levantó los brazos y una orquesta empezó a sonar. El cha-cha-chá atronaba cuando él, orgulloso, comenzó a bailar. La multitud aulló entonces enardecida. “Bravo genio”,”viva”, “humille maestro” -y otras frases del estilo sobresalían sobre el coreo de la muchedumbre: "Charanchancharancharan-charanchanchanchancharan". En un momento dado, el Dos levantó la vista de su paso de baile y vió al médico señalandolo y doblándose en dos de la risa. Descubierto en su burla, el médico, entonces, le pegó una cachetada al reflector y este giró sobre su eje haciendo un camino de luz en la tiniebla. En las gradas las caras eran horriblemente pálidas y reían con desmesuradas sonrisas sardónicas. “El infierno”, pensó el Dos, aterrado. Y supo, dentro del sueño, que de esa pesadilla no habría de despertar.



2 Comments:

Blogger Roberto Iza Valdés said...

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11:33 AM  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

This comment has been removed by the author.

1:13 PM  

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