Escribiendo una novela on-line

Bienvenidos a la cocina de una novela. Dia a dia, encontraran publicado el refinamiento del material original de mi novela "Santana". Que lo disfruten.

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Location: Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain

Supongo que me parezco a lo que imaginan de mi mis lectores.

Wednesday, June 15, 2005

Capitulo L



En el barrio la gente estaba acostumbrada al desfile de monstruos. Los vecinos se reían y hasta se cargaban diciéndose frases del estilo de “callate que vos el jardín de infantes lo hiciste con Doña Ema".

Pero una tarde calurosa de verano, una vecina de casa por medio con la de Ema se acercó para pedirle hielo, porque tenía rota la heladera. Golpeó fuerte la puerta, pero tanto Ema como Ana, encerradas en la sala de masajes, no escucharon los golpes.

La vecina siguió golpeando y de tanto insistir el visillo se abrió. Y entonces no pudo creer lo que vieron sus azorados ojos:

El macrocéfalo jugaba a tirar para arriba a Rubencito como a una pelota. El parapléjico, entretanto, estaba tumbado, cagado y lleno de moscas en el piso. Sobre el césped los cuatro mogólicos, como una orquesta, estaban frente a sus atriles, ejecutando su remanida sinfonía para cuatro porongas y salpicando con lechazos al autista girasol. Horrorizada salió corriendo y al día siguiente, en todos los rincones del barrio no se hablaba de otra cosa. En el almacén, a hora pico, la pusieron a la de la casa de al lado a contar lo que su lindera había visto y la pobre mujer, con público numeroso y presa de la tentación de impresionar, se largó conque los mogólicos se culeaban entre si, que Ana y Ema hacían menage a trois con el macrocéfalo y que entre todos torturaban al parapléjico y al de la canastita. Dos días después caían la televisión y la prensa amarilla a golpear la puerta de la casa de Ema.



Ana fue la primera en enterarse, dado que Ema estaba de guardia. Sintió el acostumbrado quilombo en la puerta y fue a abrir pensando que eran sus tarados. Pero se encontró con un conglomerado de cámaras fotográficas y de televisión que la fusilaron con fotos y preguntas del tipo “¿es cierto que aquí se hacen orgías con deficientes? ¿pertenecen a alguna secta religiosa? ¿es cierto que filman las orgías y las exportan? ¿hacen trash-movies? ¿Es cierto que...”.

Más atrás, en una segunda línea, un grupo de vecinos indignados le gritaba: “¡desgenerada!, ¡guacha puta!”.

Ana no supo lo que pasaba, y con esa cara salió en la televisión, cerrando de golpe la puerta a la prensa.



Ema tuvo el primer indicio por la madre de Ana. Estaba en la guardia, ya sobre la hora de salida, cuando esta la llamó por teléfono. Apenas levantó el auricular, Ema escucho una confusa sarta de puteadas sobre un fondo de partido de fútbol a todo volumen.

¡Bajá la televisión, viejo!” gritó “la dejada esa” casi al borde de la afonía. Pero el mirador de fútbol no le dió la menor pelota. “La dejada”, continuó.

- Escucháme bien...”la toma Scutuli”...la vi a la hija de puta de mi hija... “avanza hasta el área”...en la televisión...”se la pasa a Pedoja”...y me quise morir de la vergüenza. Acá en mi barrio no se habla de otra cosa... “la toma Pedoja”...quiero que le digas a la yegua esa...”increíble, el arquero ni se prepara”...a la degenerada esa...”peligro de gol, peligro de gol”...que donde la agarre la mato...”patea Pedoja”...la reviento ¿me entendiste?... “¡inaudito, el arquero se esta rascando un testículo mirando para otro lado!”...hija de mil putas...”goool goool goool”...y la reputa madre que te reparió...”goool, gool, goool, gool, la hinchada esta enfurecida contra el arquero.”...y vos también andate a...”Miles de gargantas gritan:”...-y aquí se unieron en coro la hinchada con la madre de Ana: !LA CONCHA DE TU MADRE! !Click!

Ema, como Ana en su momento, no entendió nada. Pero atinó a correr hacía el televisor del segundo piso. El aparato estaba en una pieza donde agonizaban dos viejitos decrépitos. Ema entró hecha una tromba y prendió, el aparato, a todo volumen. Los pichones de fiambre, al escuchar el aturdidor artefacto, pusieron rostros desencajados de horror. Intentaron quejarse, pero débiles como estaban no lograron hacerse oír.

En la pantalla pasaban el flash donde aparecía Ana cerrando la puerta con cara de “¿que?”. La imagen se cortaba y pasaba a un primer plano de Alfredito con un micrófono en los labios. La periodista le preguntaba con tono indignado:

- ¿Vos sos cliente de esta casa?

El pavote de Alfredito se babeaba balanceando la cabeza de arriba abajo.

- Aaaaaauuu, uuuaaaaaa, oooooiiiiiii....

- ¿Es cierto que se la pasaban de orgía en orgía?

- ahahahahahahah, uuuuuueeeee, auauauauauaua...

Ema horrorizada sintió como un calambre en el corazón. Mientras, en las camas, los viejos se convulsionaban agonizantes.

- ¿Vos fuiste obligado a mantener relaciones homosexuales con otros oligofrenicos?

- eieieieieieieieieiie.

- ¿Es cierto que los filmaban?

- uuuuuuu, ououououou, oooooo

Ema se llevó la mano al pecho con un gesto de desesperado dolor. Entretanto, detrás de ella, sin gritos ni contorsiones y sin que nadie se entere, fallecía uno de los dos viejos. Justamente el que estaba más cerca del televisor.

En la pantalla, la imagen encuadraba el rostro indignado de la periodista.

- Como ven ahí en estudios, esta totalmente confirmada la sospecha de perversión en esta suerte de casa de masajes para deformes e infradotados... enseguida vamos a tratar de entrevistar a algún otro de los clientes, para ampliar los testimonios... ¡adelante en estudios!

Ema se apretó el pecho.

Retomaba el diálogo un tipo en estudios y anunciaba:

- En instantes nada más, toda la información sobre el caso que hemos titulado; DEPRAVACION EN LA CASA DE MASAJES PARA ENGENDROS.

El otro viejo, con una mano temblorosa estirada hacia el televisor, seguía los pasos de su compañero de pieza. Dejando sobre la cama, un manojo de huesos que, con ojos desorbitados, se fué helando frente la pantalla asesina.

La cámara adelantaba imágenes de la continuación de la entrevista donde la periodista le observaba los documentos a Alfredito y ponía una cara de inaudita sorpresa.

Ema entonces, después de dos sacudidas espasmódicas, sintió como una puñalada en el corazón y estrujándose con las dos manos su magra teta izquierda, se derrumbó en el piso. Otra puntada más fuerte que la anterior la sacudió ya en el suelo y falleció también de cara a la tevé. En el preciso instante en que el director del nosocomio atendía en su casa el llamado del ilustre padre de Alfredito que en forma perentoria y lógica, aunque tardía, preguntaba por Ema.

En el televisor apareció una oportuna tanda publicitaria.

- Haga con nosotros su último viaje... confortables cajones, excelente servicio, nichos y panteones de todo precio... aceptamos tarjetas de créditos... vuele con al más allá LASTTOUR... salidas todos los días... LASTTOUR...-insistió el locutor por última vez para sugerir- ¡Antes de morir, llámenos!

Los tres potenciales clientes miraban la pantalla sin pestañear. Y la inescrupulosa tanda publicitaria se reflejaba en sus pupilas vidriosas y rígidas, sin ningún respeto por la muerte. Convirtiendo a esos tres cadáveres en perfectos espectadores de la caja boba. Y también en un patético símbolo del poder devastador de la televisión.

3 Comments:

Blogger Roberto Iza Valdés said...

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11:33 AM  
Blogger Roberto Iza Valdés said...

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5:32 PM  
Blogger Unknown said...

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12:00 PM  

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