Escribiendo una novela on-line

Bienvenidos a la cocina de una novela. Dia a dia, encontraran publicado el refinamiento del material original de mi novela "Santana". Que lo disfruten.

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Location: Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain

Supongo que me parezco a lo que imaginan de mi mis lectores.

Tuesday, April 19, 2005

Elegia para Maquinita


Lo que sigue no es parte de la novela. Pero hoy me ha dado por recordar a un amigo.



El decia que nos conocimos en la puerta de mi casa. Alla en el Barrio Sarmiento, en la lejana e inviable Argentina. Tal parece que yo estaba fumando un pitillo sentado en la puerta de casa y el pasaba dando vueltas a la manzana con su triciclo rojo. Y bien que pudo haber sido, porque viviamos en la misma manzana y yo le llevaba mis buenos 17 años.

Lo cierto es que recién volvimos a reencontramos 15 años despues. En un garito de Rosario llamado La Puerta. El era el pianista de alguien y yo compartia el show con ese mismo alguien. Cuando entré al camarin, estaban tomando merca. Yo le dije “¿vos no sos el hijo de Alfredo?” y el pareció atragantarse. De aquella noche recuerdo el mal sonido y lo bien que sintonizamos. Después hay un gap en mi memoria y después ya aparecemos tocando juntos.

Se llamaba Sebastián, pero todos le decían máquina. Y le decian maquina porque era electrico. Por lo demás, era inteligente y vago y tenia un ego que le sacaba dos cabezas. Resabios, tal vez, del niño prodigio que habia sido.

Si me preguntaran hoy que gesto mas recuerdo de él, diría que la risa. Máquina tenía una risa de esas que contagian.

Además era sensible y apasionado. Y como tal cultivó una estetica mixturada de tres partes de Chopin, mas una de Piazzolla y otra de Charly Garcia. Pero aunque era un romantico, tenia carácter y no se cortaba un pelo cuando creia tener razon. Lo que ocurria, vamos, casi todo el tiempo.

El caso es que ensayamos juntos un par de años. Y hasta llegamos a grabar un demo. Pero jamas debutamos y por puro aburrimiento, nuestra banda se disolvio naturalmente. Pero seguimos siendo amigos. A veces, en verano, venia a mi casa de Funes y pasabamos la tarde en la piscina, tomando mate, fumando de mas y riendonos con ganas.


Lo cierto es que no se puede recordar a Maquina sin decir que era, ante todo, un melodista formidable. Opino de verdad que algunas de sus composiciones no hubieran desentonado en el repertorio del mismisimo Astor Piazzola. Aseguraba gustar de algunas de las melodias de mis canciones y yo eso, en mi fuero interno, lo consideraba una medalla. En particular le gustaba una llamada Vieja Bruja, cuya letra habla de la muerte. Es un melodia pequeña pero bonita. Y maquina solia tocarla al piano como si fuera propia. Y digo como si fuera propia, porque la expandia y le daba matices que yo jamas hubiera soñado y que a el le surgían sin esfuerzo. Como de algún organo, del que la mayoria de nosotros nacemos castrados.

Considerando la diferencia de edad, yo siempre la decia que esperaba verlo, desde arriba, llegar a mi entierro. Empujando por la rueditas un enorme piano de cola de color blanco. Para sentarse a tocar Vieja Bruja mientras mi cajón ponía rumbo al centro de la tierra. Y el me aseguró que podia contar con eso.


Despues se vino a España. Y nuestra relacion siguio por correo ordinario. En interminables cartas que el escribia con su caligrafía de patas de mosca. Porque aunque internet ya llevaba añares, Maquina no creia en el e-mail, ni en el teclado de ordenador. Al fin un par de años despues de su partida, y en parte azuzado por él, me vine a España yo tambien. Y aquí fue donde nuestra amistad se resintió. Después de un mes de convivencia forzada, una mañana, antes de que amaneciera, sali de puntillas para no despertarlo y me vine a Canarias. Y ya no volvi a verlo.

La ultima vez que hablé con el me llamo al movil y me contó, como quien cuenta que perdió las llaves, que le habían detectado un cancer. Trate de disimularlo pero fue como un mazazo. Primero, porque el tenia poco mas de 25 años y segundo porque yo siempre habia pensado que esas cosas no le pasaban a gente como él. Aquella conversacion no llego a terminar porque mi movil se salio de cobertura. Asi que no llegamos a decirnos nada, que arreglara o terminara de romper nuestra amistad.

Mas de una vez pense en llamarlo, pero el caso es que no lo hice. Y ahora me dicen que murio el sábado y que ya no hay tiempo. Tal vez por eso escribo esto que Maquina dudosamente llegara a saber. Pero por las dudas lo hago y digo:

Lo siento de verdad, Máquina. Siento todo. Siento que el destino no te mandara una suerte mejor, siento que los gilipollas de las discograficas no hayan escuchado tu CD una tarde de lluvia (después de que su chica los hubiera dejado). Y siento no haberte llamado.

Y eso es todo. Solo eso quería decirte. Asi que ahora, aunque no era exactamente lo que acordamos (porque tendria que haber sido al reves), me despido cantandote a capella las primeras cuatro estrofas de aquella Vieja Bruja que tanto te gustaba:


“Mira que eras mala, vieja bruja,

cuando llegaste a mi jardin,

yo que pensaba que todo es eterno,

supe de pronto, como era el fin.”


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